Odiarse es fracturar el falso grillo
contemplar el espejo sin hallarse
morderse la garganta hasta asfixiarse
jalar gustosamente del gatillo
Como niebla sutil y transparente
que emana de las sórdidas entrañas
un grito ensordecido ciegamente
aborto atemporal de la mirada
Odiarse es existir sinceramente
derrocar falsos idolos tardíos
arrebatarle al tiempo nuestra muerte
y habitarnos
absurdos
y vacíos
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