domingo, 17 de marzo de 2013

Añoranza

Extraño el tiempo herido de mi infancia. La soledad transparente que no necesitaba lámparas, ni besos ni cigarros. Nada queda de mí mas que fronteras... desiertos inútilmente atesorados...

Volver

Vuelvo al blog. Al sentido original de este blog, es decir que vuelvo a escupir mi malestar en una hoja virtual leida por nadie. Vuelvo para marcharme de esta cotidiana tristeza. De esta jaula terrible de tedio y pobreza. Vuelvo para distanciarme de la sombra del día. Lacan diría con respecto al artista que es un tipo que pospone su ganancia narcisista hasta el momento de la creación. Lo que Lacan no dijo es que, una vez consumada la obra, el retorno de lo Real es una terrible resaca. Tras haber creado una obra maravillosa, el artista, distanciado ontológicamente de su creación, vuelve aún con mayor fuerza hacia su vacío central (la falta fundante). Desperdicié la última bocanada de cigarro para escribir estas líneas. Esta es más o menos la vida de un artista. Alejarse del goce cotidiano para conquistar un goce sublime. Lo cual no deja de ser una mierda. Es estúpido pensar que el artista es una suerte de alquimista psíquico que trasmuta su mierda en oro. El verdadero artista trasmuta su malestar hacia un ideal propio de la cultura en la cual se encuentra. No hay nada más importante para el artista que elevarse a la altura de la mirada del Otro. Es por eso qe los verdaderos artistas viven de un modo miserable. No se trata de hombres elevados sobre sus circunstancias mundanas, sino de hombres que desprecian el mundo por no estar a la altura de sus ideales. Vuelvo al blog, pues, no como un artista, sino como un hombre. Me duele la soledad, el hambre, la derrota. Vuelvo aquí a maldecir el sistema que me sostiene. Vuelvo para cantar en los funerales del mundo. Me importa un carajo quién lea. Si quisiera popularidad estaría escribiéndo metáforas en tuiter para que esos imbéciles masticaran un poco de creatividad. Para que me siguieran, aunque ni siquiera yo conozco el rumbo final de mi camino. Odio que todos estén enredados en esta telaraña virtual mendigando la mirada del Otro. Si supieran que el Otro los contempla verdaderamente como $, (no sólo como sujetos barrados sino como puro objeto, como potencial económico, como ovejas que trasquilar alegremente convenciéndolas que lo de hoy es soltar la lana). Malditos. No hay trabajo. Las vacantes son sólo oportunidades para enriquecer burgueses a través de un conocimiento superficial del otro. Administrar recursos humanos puede interpretarse como administrar el malestar de sujetos deshumanizados por las relaciones impuestas entre el capital y el obrero. Y mis únicas opciones son precisamente en este ramo de la industria. Los odio. El sistema te orilla a traicionarte. Vuelvo al blog para escupir esta rabia escarlata y fresca, que de otro modo se me coagulará en la mirada. El mundo se ha vuelto un zoológico humano. Zoo(i)lógico. Vamos. Gocemos. Atravesemos el fantasma. Arrojémonos al vacío mientras aún haya tiempo. Necesito trabajo para alcanzar la maestría. Creo que busco en la maestría alcanzar un ideal de un modo artístico, es decir, que estoy dispuesto a renunciar a todo con tal de hacer a través de la maestría una obra sublime que desenmascare el lado bello y optimista del capitalismo. Me encanta la coca cola. Irónico. A veces me parece una verdadera idiotez mandar el mundo a la mierda. Al fin y al cabo existo por y para el mundo. Sería más sencillo cortarme los tobillos con un hacha oxidada. Extraño la poesía, es decir, mi capacidad poética. Extraño mirar el mundo con otros ojos que no sean estas dos brasas incendiadas por el odio. Extraño la sensación juvenil del amor. Ya sé que es un error, que el objeto siempre falla, y francamente me importa un carajo. No quiero envejecer para devorar mis propios intestinos. Quiero vivir. Carajo! Soy un hombre! Estas palabras emergen en una mente paralela. No podría ser de otra manera. Estoy harto de esta mierda. Harto de fingirme feliz. Lo único que me mantiene en esta órbita es la posibilidad de desentrañar la verdad de mi inconsciente. Lo único que me sostiene es la posibilidad de resolver mi propia ecuación. Quizás por eso no voy con Velantina. Jajajaja!! Definitivamente tengo que verla. Trabajar para qué? Habito entre los míos como un animal enjaulado. Después de tres años de ausencia soy una especie de misterio para ellos. No saben hasta qué punto presionar, lo cual es divertido. Odio esta cotidianeidad. No es que haya otra mejor. De alguna manera me encanta la casa de mi padre. La sombra del mango le otorga un claroscuro poético a la escalera de metal inacabada. Es demasiado espacio deshabitado. Demasiado goce derrotado. Ideales goteando tristemente en el lavamanos. Todos aquí viven en un universo propio. Lo que antes era una radiante constelación se ha convertido en una errática conjunción desorbitada de astros que tarde o temprano colisionarán. Tiene tanto que no escribo poesía. Después de todo es bueno volver. "Uno siempre vuelve a los viejos sitios donde amó la vida". Lo que Chabela Vargas ignora, es que aquello que nunca vuelve, una vez ausente, es el amor por la vida. Me gusta estar aquí. Es lo más cercano que he conocido a la paz. Sólo añoro un cigarrillo.