martes, 20 de diciembre de 2011

Volver

Volver a estas paredes en que mi niñez fermentó, a este vórtice en que conocí el rostro descarnado de la muerte, deambular nuevamente en la vieja azotea en que mi voz náufraga se apoderó del insomnio para mantenerse a flote...

Es tarde para volver... para mirarnos con la candidez de la esperanza. Es tarde para jugar a ser seres distintos a estos articulados por la ausencia.

Fumamos, nos miramos, esperamos.

Atravesamos enajenados nuestro encuentro como si se tratase de un mal sueño.

Arrastramos nuestros cuerpos como ecos desordenados de la misma rabia originaria.

Sorda fuente de sangre.

Es inútil golpear nuestra tristeza...

martes, 13 de diciembre de 2011

Signos

Hacía tiempo que el insomnio no me reventaba la mirada.
Mis pulmones son un par de pistones oxidados por el odio.
Tomo licor de café mientras trenzo estas palabras hacia ninguna parte, sólo porque la muerte me quema la garganta,
me degolla.
Vivir es extraviarse.
Naufragar inexorablemente en el horizonte inalcanzable del deseo.
Cada signo es designio,
finalidad,
destino.
Hacia dónde se dirige el hombre sino hacia la consolidación de su propia finitud?
En el instante en que escribo me abandono. Estas letras son un rastro de ceniza.
Soy un cigarro consumido por el tedio.
El hombre se instala en la muerte porque adquiere conciencia de sí mismo, se escinde en el espejo, se enajena. Se abandona al Otro. Se duele a perpetuidad.
Busca entre sus tinieblas la luz de una mirada, la cuerda vocal precisa de la cual aferarse. Sin embargo, es imposible escapar de esa ominosa obscuridad, porque constituye nuestra raíz.
Amar nos posibilita dialogar superficialmente con el odio que nos habita y nos consume. Amar es humillarse, reconocer en el otro la anhelada bengala, la coordenada fantasmática que permita posicionarnos ante nuestro propio deseo.
El amor es un juego de espejos;
un sublime suicidio.

Me basta con ser el verdugo de tu insomnio;
decapitar tu silencio;
decifrarte.

Tu mirada es el signo de mi herida.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Elecciones compulsivas?

En qué radica el parámetro de elección del hombre sino en las experiencias previas que sólo vislumbra a través de actos de los cuales nada puede explicar causalmente si no es a través de un pálido balbuceo racional?

Este es un intento de lectura del fenómeno preelectoral a través de una imperfecta mirada psicoanalítica.

Cómo definir el sexenio de Caldrón sino como el sexenio de lo Real, en el cual la población mexicana se despojó violentamente de la imagen romántica de México.

México le ha mostrado al mundo entero su rostro real: la muerte en su versión más sórdida y caótica, perversa y cruda.

Para Lacan, lo Real "no tiene fisuras". Es aquello que escapa a cualquier intento de Simbolización, y precisamente el pivote que echa a andar la cadena de significantes que posibilita el universo Simbólico. Lo Real es el rostro más íntimo de la castración, que a su vez constituye el eje psíquico del Sujeto.

Qué relación tiene esto con las elecciones y el panorama político en México?
La castración posibilita en el Sujeto su inserción dentro de la Ley, a costa de la pulsión de muerte3, que no es otra cosa que la compulsión a la repetición: el Sujeto repite compulsivamente una Ley fallida.

Si el periodo de Fox se destacó por su aspecto Imaginario de bienestar, en cuyo seno se forjaba la esperanza idealizada de un "cambio", el periodo de Calderón encaró la crudeza de lo Real que demanda ese gran cambio que sustentó la campaña foxista, y con eso, la asención del PAN a Los Pinos.

El panorama nacionl se ha ganado el estatuto de ominoso (unheimlich), que, traducido literalmente del alemán significa algo que anteriormente era familiar y que, en un viraje posibilitado por la mueca de lo Real, se ha tornado terrorífico, trágico, digno de ser forcluido, reprimido o renegado.

Ante estos hechos, al parecer los mexicanos, en vez de confrontar dicha emergencia que era inminente dado el devenir histórico (histérico?) del país, perfilan su mirada hacia la forclusión, repitiendo inconscientemente la fuente del malestar original: el PRI.

El PRI ha adquirido el estatuto de síntoma (synthome?) dentro de la estructura del país, consolidando un cierto malestar que, sin embargo, encubre un mal mayor.

Las elecciones presidenciales se hallan permeadas por el ominoso horror ante la emergencia de lo Real (las decapitaciones, los secuestros) reactivando compulsivamente el Sinthome que nos permitía funcionar a nivel estructural frente la insaciable Demanda del Otro, que es ni más ni menos que Estados Unidos.

La dinámica del país pulsa al ritmo del gigante norteamericano, razón por la cual México necesita echar mano del Synthome, el PRI, para lograr cierta estabilidad Imaginaria que le permite seguir respondiendo según los parámetros del Otro Americano.

El resultado de las elecciones en 2012 no dependerá de las propuestas de los candidatos, sino de la reacción de los mexicanos ante la emergencia de lo Real.

El efecto Simbólico más evidente de dicho suceso es la campaña masiva de caráter ideológico que pretende darle un sntido a las notas periodísticas, al terror generalizado de la población, a la burla sardónica con que los cárteles del narcotráfico fisuran la legitimidad de las instituciones.

Las instituciones no han sido demolidas en su estructura Real, pero se ha fracturado la Imagen de las mismas. A nivel Simbólico ya no son capaces de solventar la emergencia de lo Ral que obtura los más encumbrados discursos con la primera nota de un asesinato, com fue el caso de Blake Mora.

Esto me recuerda al poema de Sabines:

No quiero paz
no hay paz
quiero mi corazón desnudo
para tirarlo a la calle
quiero volverme sordomudo
que nadie me visite
que yo no mire a nadie
y si alguien tiene como yo
asco
que se lo trague
quiero mi soledad

no quiero paz
no hay paz

Sabines, en su poema, hace una referencia indirecta a lo Real, ante lo cual no hay paz! Aceptar cualquier placebo como un intento fallido por el afán de encubrir lo Real sería un engaño. Sabines es el poeta de la falta por excelencia.

Si Calderón no encuentra paz en su propio discurso es porque si algo ha aprendido a lo largo de esta cruzada contra el narcontráfico es precisamente lo que ya enunciaba Sabines: Una vez encarado lo Real no hay paz!!

Podemos los mexicanos reelaborar la herida narcisista que implica la fragilidad de nuestra existencia prescindiendo de los viejos mecanismos compulsivos que sólo nos sitúan de un modo inexorablemente fallido ante la Ley?