martes, 6 de agosto de 2013

Gérmen de delirio

He pensado en la inconmensurable perfección de Dios, tan sólo afectada por la terrible exigencia análoga que le hace a su débil y patética criatura. La perfección es exclusiva de los dioses.. para todos los demás existe el llorar y el rechinar de dientes. Se me ocurre pensar en Dios como el más genial de los matemáticos, y en el diablo como el filósofo por excelencia. Después de todo, si recuerdo bien a Erasmo de Rotterdam, daimón significaría “el que tiene conocimiento”. No es esto acaso lo que nos aleja de Dios? El hecho de existir en función de una teoría o paradigma (la ciencia no es más que un paradigma fundamentado) y no en el perpetuo misterio de la fe en Dios y Su Creación?. No fue acaso el pecado original de la religión cristiana el devorar el fruto del árbol del conocimiento, ante cuyo efecto Dios se vio obligado a expulsar a nuestros míticos padres, no sólo como un castigo divino, sino para prevenir nuestro acceso definitivo a la eternidad? (lo que dice más o menos es esto: he aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal… Apartémosle No sea que coma también del árbol de la eternidad). No es acaso eso lo que nos resulta insoportable del paradigma cristiano? No la esperanza en esa tierra mítica de leche y miel, sino nuestro desconcertante destino inmortal, como última respuesta a la pregunta por el ser? El problema no sería entonces (como en otras religiones) el del guerrero mítico que gana, gracias a sus obras, un sitio inmortal, (como metáfora de su inscripción en la historia), sino que precisamente todos los elementos que conforman nuestra existencia, desde nuestros más sublimes actos hasta nuestras más bajas pulsiones, son, a priori, inscritas en una eternidad abstracta cuya única promesa oscila entre la redención y la venganza divinas. Dios me resulta insoportablemente sublime! Mi amor por la misantropía me ha llevado paulatinamente hacia estos sitios obscuros en donde, hoy, conjuro tu recuerdo para iluminar este ocioso misterio en que intento sostener un endeble reducto de razón. No me interesa nada más. Me aburren las mujeres entre las cuales podría encontrar una compañera.Para el psicoanálisis. Cada hombre está fracturado, y una pareja no es más que un intento por soportar nuestra hiancia fundamental. Ya no quiero vivir en una ilusión. Según un físico posmoderno, nuestro universo podría efectivamente estar estructurado como un holograma. Imaginas la posibilidad que esto encarna? Si, tal como en la excelente trama de la saga Matrix, esto no fuera más que una estructura artificial, tras la cual se revelara una dimensión real? Siguiendo un poco más allá con mi delirio… imagina que, opuesto al paradigma hindú según el cual tras la muerte nos hallaríamos en una especie de armonía atemporal con el Ser, tras la cual regresaríamos a una reencarnación según nuestros actos, como una suerte de oficina cósmica de recursos humanos… Que pasaría, sin embargo, si fuera todo lo contrario, y precisamente este mundo es una especie de armonía forzada dentro del caótico universo. Si la perfección y armonía con el Ser sólo fueran asequibles precisamente en esta dimensión espacio – tiempo, tras la cual, fuéramos arrojados a un vacío inconmensurable, condenados a repetir el eco irreductible de una existencia ya de por sí errática, condenados, no ya a una segunda muerte, sino a un verdadero caos cósmico, en el cual sólo sobrevivirían vestigios aislados de lo que alguna vez constituyó nuestra subjetividad … la voz dislocada atravesando nuevas atmósferas inhabitables… la imagen refractada en manantiales de amonio … algunas partículas agrupándose en torno a una historia que alguna vez las hermanó. … Condenados a una hiancia aún más terrible de la cual partimos, sin sutura posible… Qué si la única condición del hombre sobre la Tierra es crear un metáfora sublime, en vez de repetir su propia destrucción? ...
Tim Holt - Sunrise 68. photo.net