martes, 25 de octubre de 2011

Cotidiana 2: CAXA



















El sábado pasado un amigo llegó del puerto para ver a uno de sus grupos favoritos. Obviamente me ofrecí a recibirlo en la Central de Autobuses. Llegué temprano, ya que estaba por el rumbo cuando confirmó su estancia, y comencé a fumar un cigarro fuera de la terminal para pasar el tiempo...

Al caminar unos cuantos metros, contemplé a una mujer devastada por el llanto, colgada de un teléfono público, como un gran higo aterrado luchando contra la gravedad. Obviamente, me acerqué, esperando servirle al menos de soporte, ya que desconocía por completo su situación y al parecer estaba sola. Le ofrecí un cigarro.

"No fumo" - me respondió, con una voz trémula, construida con los vestigios de la lluvia extraviados en una telaraña.

Le puedo ayudar a algo? Es usted de aquí? Conoce a alguien? Que pasa?

- Lancé mis preguntas con la pertinencia del granizo en un pastizal maltrecho.

Por fin logró articular un incipiente discurso...

"Mi hija"

Le pasa algo?

....

"Me la robaron"

Necesita algo? Un café? Un pañuelo para las lágrimas? - como si los pañuelos pudieran hacer algo contra las lágrimas-.

"Quiero a mi hija!!!"

De esta manera comenzó a articular su historia. Venía del puerto. Había ido con una amiga a comprar ropa a Liverpool. Le pidió que cuidara a su hija, junto con su bolso, mientras ella se probaba un vestido, o pagaba algo... Acto seguido, la mujer y la niña habían desaparecido. Sus teléfonos, credenciales, y todo aquello que pudiera servirle a la mujer yacía en poder de la otra. No podía comunicarse con ella, porque no le contestaba el celular. ... La conocía desde hace 6 años, aunque no recordaba su primer apellido (?)

En el momento que yo la encontré había logrado comunicarse con ella. La justificación de la mujer es que había tenido que recoger a alguien en la Central de Autobuses.

Llevaba tres horas esperándola....

Freud definió lo ominoso como algo familiar que se vuelve extraño... De esta manera, lo Heimlich (familiar) se vuelve Unheimlich (ominoso) cuando esa familiaridad se transforma en algo totalmente ajeno, extraño, ominoso...

El efecto ominoso de lo Real en la mujer fue la angustia... Su amiga de hace seis años de pronto se transformó en un agente siniestro de lo Real (la castración, la pérdida).

Nadie sabe nada acerca del otro. Cuando le pregunté Qué necesita? su respuesta fue análogo a un bastonazo zen. "Quiero a mi hija!! No pañuelos!! No café!! No consejos!! No tus malditas buenas intenciones!!!

Me limité a esperar a la orilla de su angustia hasta que fuera capaz de articular un discurso...

Es imposible hacer otra cosa. Si el psicólogo habla, si el psicólogo supone saber, sólo es el resultado de su angustia ante el pleno desconocimiento del otro.

Si el psicoanalista no se preocupa por ayudar, esto responde directamente a su ética, la cual le recuerda que el único capaz de reconocer su deseo es el sujeto. Ya mencionaba Cioran el efecto devastador de los bienintencionados en el mundo.

Nada, ni una dinámica, ni un círculo mágico, ni una silla vacía, pudo haber servido a esta mujer.

Creo que sería pertinente instaurar no lecciones de no budismo zazen en la facultad.... Inmersos en el laberinto simbólico, olvidamos quizás lo más importante... somos el efecto inexorable del confrontamiento con lo Real, y lo Real permanece ahí, dispuesto a emerger en la más inesperada ocasión, fracturando nuestro más sofisticado discurso universitario...

Olvidamos que, aunque nosotros no estemos en lo Real, en la medida en que nos extraviamos en un laberinto Simbólico, lo Real permanece, y retornará interminablemente, más allá del ficticio de placer.

1 comentario:

  1. De acuerdo contigo aunque no del todo sobre todo por el hecho de relación simbiotica entre lo subjetivo de la realidad y el paralelismo de tu actuación salvadora acusante y nada respondiente (No tus malditas buenas intenciones) tu lo dices muy bien ajaja! saludos y escribes muy bien.

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