El yo no es el sujeto, esto lo dejó claro Lacan en su segundo seminario. El yo es excéntrico. Me atrevo a acotar: ridículo. Somos habitados por fantasmas , efectos imaginarios que posibilitan ese particular tornasol que asumimos como propio. Nuestro punto de partida resulta evanescente. Somos el efecto de la ausencia.
Nuestra existencia podría resumirse a una interminable, dolorosa búsqueda fantasmática del deseo,siempre metonímico...fugaz...inhaprensible.
Somos niños que juegan a atrapar el agua...sedientos...imposibles
lo triste es asumir tal condición!!! un abrazo hermano que bueno que estés rifandotela con escritos!!
ResponderEliminargracias hermano. ya me hacìa falta un espacio asì. espero no confundir poesìa con psicoanàlisis.
ResponderEliminarniños que juegan a tatuar el humo, qué haría yo sin lo absurdo y lo fugaz?
ResponderEliminarUn abrazo mi querido Goliath con ojos de niño perdido.