miércoles, 9 de noviembre de 2011

2012 o De la fantasía de lo Real


No creo que exista nadie sobre el globo que ignore en la actualidad la decadencia de la Tierra y sus inminentes consecuencias... La posmodernidad ha logrado condensar (quién lo diría?) en el discurso cotidiano de los sujetos las profecías mayas con la descripción Bíblica del Apocalipsis. Ahora resulta que el misticismo pagano de los mayas coincide a la perfección con el libro de las Revelaciones. Existe, en efecto, una expectación generalizada ante la profecías ancestrales que prometen el fin del mundo.




Si he aprendido algo del discurso del sujeto a través de la disciplina psicoanalítica es que éste se estructura alrededor de un binomio inconsciente: deseo y angustia.

Se han elaborado una multiplicidad de discursos alrededor de la inminente destrucción del mundo, alcanzando la relevancia suficiente para ser objeto de las nuevas producciones holywoodenses. El fenómeno, desde el ángulo psicoanalítico, resulta profundamente fecundo, y, a pesar de mi incapacidad para agotar el tema, intentaré un incipiente abordaje.

En el libro Azteca, de Gary Jennings, (ese incómodo americano que nos demostró nuestras raquíticas bases con respecto al conocimiento de la cultura mexica) el protagonista, al ser abordado por un inquisidor, responde de modo magistral ante la sádica idea del apocalipsis.

"Cada vez que un hombre muere, un mundo muere"


Qué distante respuesta si se le compara con las obsesivas búsquedas observadas por Google en relación a las profecías de Nostradamus.

En qué se ha convertido, en efecto, el apocalipsis en nuestra sociedad posmoderna, sino en un objeto de consumo? Se ha mercantilizado la idea del aniquilamiento a través de ese aparato ideológico norteamericano llamado Hollywood. (Zizek, Bienvenidos al desierto de lo Real). Ahora se coloca a las profecías mayas en un lugar de Sujeto Supuesto Saber, si se me permite esta expresión.

Qué consume, en efecto, el televidente, cuando se enfrenta a la posibilidad de la aniquilación, sino la anticipación ante lo Real? No es mas que la imaginarización de lo Real.

Según Lacan, la angustia obedece no a la castración sino a la ausencia de ésta. La angustia primordial radica en ser gozado por Otro.


Los discursos apocalípticos no responderán, en este sentido, a la angustia sucitada en los sujetos alienados al Otro, ese gran sistema que los devora progresivamente?


Las profecías se han convertido en la promesa del padre ausente (Cristo, Quetzalcóatl, Kukulkán) que, retornando, destronará las esferas de poder que actualmente mantienen al hombre en el desconocimiento, (según los mayas).

En la angustia que posibilita la construcción de discursos apocalípticos se articula una demanda de castración por parte de los sujetos. Se salvará a través de Su Palabra....


En efecto, es la Palabra, el símbolo, lo que salva al Sujeto del goce del Otro.


Es a través de la fantasía que el sujeto logra soportar la angustia ante la no realización de su deseo. El 2012 se ha convertido en un soporte fantasmático en el cuál el sujeto descarga su verdadera angustia: su relación pasiva y alienada con el goce, determinado siempre por Otro. El sujeto fantasea con ese Real que le libere de la alienación al Otro. Una piedra kilométrica incandescente o una serpiente emplumada satisfarían la demanda del Sujeto, previamente imaginarizada.


Lo verdaderamente ominoso, la irrupción de lo Real sería que, un minuto después de la profecía, el ciclo continuara sin mediación surpahumana alguna...

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